jueves, 24 de marzo de 2016

¿A QUÉ NIVEL ME DICES QUE ESTÁS?

Ya sé que hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí. Ni he tenido tiempo, ni he estado de ánimos. Han pasado cosas muy duras, y el resto, trabajo.
Pero hoy, que ya estoy un poco mejor, y además de vacaciones, vengo a hablar de las etiquetas con las que alguna gente nos clasifica. Supongo que me habrán etiquetado de mil maneras: yo soy, para algunos, la tibia, para otros la reservada, para algunos, la simpática, para otros, una antipática de libro... Y para alguien que me conozco, estos días soy la cabrona que la quiere poner en su lugar, sí, en el nivel que le corresponde.
Hay personas que no saben ser personas, hay gente que no sabe estar, hay gente que no sabe ser. 
Y hay gente a la que le gusta el poder, le gusta mandar, pero no sabe. Tiene tantas carencias que no es capaz de empatizar con nadie. En realidad esa gente es lo opuesto a un líder. En realidad genera un rechazo absoluto que achaca a que el mundo está en su contra. 
No es cierto que cualquiera pueda ejercer ciertos puestos de poder. No es cierto que cualquiera pueda hacerlo, porque hay gente que no sabría ejercerlos nunca, porque para mandar hay que saber, porque el subordinado no debe sentirse por debajo, sino parte del equipo. 
Pero algún "jefecillo" o "jefecilla", que no sabe ejercer su mínimo espacio de poder, permanentemente les recuerda que están por debajo, porque considera que es superior al otro. 
Por eso este tipo de personas nunca llegará arriba. Porque no saben. Porque son ineptos. Y porque además saben que lo son.  Y eso los vuelve locos, y se hacen más soberbios... 
Su problema es que saben que nunca estarán en la cima.
Y eso no les deja vivir.