Hoy es mi cumpleaños. Es
estupendo, me encanta cumplir años. Hay gente que no los celebra, a
quienes no les gusta echarse un año más encima. A mí me encanta, y
me gusta celebrarlo por todo lo alto. Porque generalmente hay mucho
que celebrar y mucha gente con la que hacerlo.
También sirve para hacer
balance, y aunque no todo es bueno, los años al final traen las
cosas por algo. Siempre hay alguna buena razón para que las cosas
ocurran, y, aunque en el momento nos haga sufrir lo que está
sucediendo, siempre nos enseña algo: a madurar, a prescindir de
cosas, a olvidar a gente, a avanzar...
Y este año ha sido así.
He aprendido mucho, he madurado, he sido muy feliz, a veces he estado
triste, pero, en general, el balance es muy positivo...
Tengo un trabajo
estupendo, unos amigos maravillosos, mi familia está bien... No
podría quejarme de nada.
Sí, es cierto, he
desechado a algunas personas de mi vida, pero la vida sigue, y, como
dije antes, las cosas pasan porque tienen que pasar...
Pues lo dicho, que me
siento genial, que mi vida es estupenda, que espero que los míos
sigan así, que quiero a mis amigos, que mi trabajo es fantástico y
que todo lo demás servirá en su momento para algo.
Empiezo este nuevo año
de mi vida con el corazón más ligero, con alegría y pensando que
este es el comienzo de algo estupendo. He descargado parte de mi
vida, y me siento genial por ello, y lo veo todo de otro color. Soy
un poco más sabia y un poco menos generosa con los demás, eso sí.
Pero supongo que eso es la madurez...
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