miércoles, 1 de mayo de 2013

Mi lugar en el mundo


Últimamente están pasando cosas en mi vida. Unas son buenísimas, y otras no lo son tanto, pero lo más importante es que, por fin, estoy descubriendo cuál es mi lugar en el mundo.
Para eso he tenido que dejar a alguien por el camino.
Y he tenido que volver atrás, muy atrás, en mi vida, y encontrarme con unas amigas de la infancia que me han hecho recordar lo bueno de la vida, que es la amistad. Me ha encantado reencontrarme con ellas, y darme cuenta de que todo sigue igual, de que están ahí. Ahora no volverán a irse de mi lado, porque no se lo voy a permitir. Porque ahora que nos hemos reencontrado después de tantos años, estoy convencida de que vamos a seguir manteniendo el contacto para siempre.
Y ahora estoy empezando a saber cuál es mi lugar en el mundo. Estoy empezando a situarme por fin. Estoy empezando a descubrir, que a pesar de mis miedos y de lo insegura que soy, a pesar de que haya gente que siempre está dispuesta a pisarme, a decirme que no soy nadie, a menospreciarme delante de los demás, también hay gente que me aprecia.
Y pensaréis, ¿pisarte? ¿menospreciarte?
Sí, es verdad, últimamente hay gente que se empeña en hacerlo, medio en broma medio en serio, como quien no quiere la cosa, así entre jijis y jajas...
Pero gracias a estas personas también sé cual es mi lugar en el mundo. Y ahora paso a describirlo.
Sé que no soy la mejor en casi nada. Sé que no soy la más alta, ni la más guapa, ni la más inteligente, ni la más simpática, ni la más cool, ni la más estilosa, ni la más elegante...
Pero ahora sí sé lo que soy. Soy maja, empatizo bastante bien, soy lista, soy seria y responsable, soy graciosa, soy comprometida y soy leal.
Y ahí es donde entra el huequecito que me estoy haciendo en el mundo.
Mi lugar en el mundo está situado en medio de la gente. Hay gente de todo tipo, gente alta, gente baja, gente guapa, gente corriente, gilipollas, alguno que se quiere hacer el gracioso a mi costa, alguno que de verdad es gracioso, gente buena, buena gente, los que pasan desapercibidos, los que llaman la atención a todas horas... Bueno, que hay de todo. Pero yo me estoy abriendo el hueco entre la gente que me quiere, la que me aprecia, la que me hace reír, la que valora lo que hago, la que me apoya, la que no me machaca, la que sabe lo que valgo, la que me hace sentirme un poquito más segura de mí misma. En definitiva, mi lugar en el mundo es un rincón cómodo donde están los míos.
Y a los demás que les vayan dando. Quien no me aprecia no me tiene. Quien no me valora no se merece mi esfuerzo.
Me gusta mi lugar en el mundo y la gente que está en él, creo que me voy a instalar aquí definitivamente.


domingo, 20 de enero de 2013

¿Y AHORA QUÉ?


Había una vez una mujer que ansiaba ser libre, que se sentía independiente, autosuficiente y feliz, que no quería ataduras.
Esa mujer se sabía inteligente, capaz de hacer cualquier cosa, válida para llevar adelante cualquier reto. Era fuerte y poderosa, no necesitaba nadie a su lado, creía que ese alguien le podría cortar las alas.
Tenía un temor: temía enamorarse, dejarlo todo por alguien, dejarse llevar. Temía abandonarse al amor, y despertarse un día y ver que sus sueños se habían esfumado, que los había abandonado por alguien que no merecía la pena.
Y se negó a enamorase.. Se cerró en banda a las ilusiones, los espejismos, del amor. Siguió con su vida independiente y fabulosa. Se centró en todo lo demás y fue feliz durante mucho tiempo.
Pero un día sucedió lo inesperado. Se despertó y se sintió mal. Se dio cuenta de que necesitaba a alguien a su lado, que lo quería era otra cosa, que lo que ansiaba era enamorarse.
Lo malo es que ya era demasiado tarde.