viernes, 30 de diciembre de 2011

RECAPITULANDO


Ahora que se acaba el año, parece que es el momento de hacer balance, y no voy a dejar que empiece el nuevo año sin haberme despedido debidamente del anterior, que lo cortés no quita lo valiente...
Me despido de este año con tristeza, porque en general ha sido un año fantástico. He disfrutado muchísimo de todo y me he encontrado con muchísimas alegrías por el camino...
Tengo que dar gracias por muchas cosas, y ya sé que este año no ha sido bueno para todo el mundo, pero para mí sí, y he de estar agradecida.
En primer lugar porque tengo una familia estupenda que se encuentra genial, y eso no tiene precio.
Luego por que tengo los mejores amigos del mundo, y siempre están a mi lado, pase lo que pase, y eso tampoco tiene precio.
También tengo que dar gracias por el fantástico trabajo que tengo, después de tantos años de esfuerzo, el resultado de estos últimos años ha merecido la pena.
Y con todo esto no me puedo quejar, ¿verdad? Pues eso, debo dar gracias.
Sí, es cierto que ha habido también algún momentillo de bajón, alguna decepción, algún tropezón, pero la verdad, no tienen ninguna importancia, no me han dado más lata que un momento y será que lo que pasa es por algo y tenía que pasar, y quien no está es porque no tenía que estar (a lo mejor nunca tuvo que estar y ese fue el error).
Bueno, pues gracias, año viejo por todo lo que me has dado, y espero que el nuevo año me traigo lo mismo, o mejor. Y ¿para vosotros? Por lo menos igual que para mí. ¿Qué os parece? Feliz Año Nuevo.

martes, 1 de noviembre de 2011

ME GUSTA


Me gusta la vida, creo que es una oportunidad maravillosa que se nos da para hacer algo, y  hay que exprimir todos los instantes, todas las sensaciones, todos los sentimientos, por eso intento que nada ni nadie me nuble los días, y no doy muchas oportunidades de aguarme fiestas.
Me gusta ser profesora, disfruto con los chavales, a veces es difícil, pero en general me gusta.
Me gusta haber madurado, ser joven es estupendo, pero un puntito de madurez también es genial, da esa estabilidad que le falta a la juventud.
Me gusta disfrutar del sol, esos días de playa en soledad, cuando se disfruta plenamente de la naturaleza, sin tener que conversar sobre tonterías, y centrándome en mis sensaciones.
Me gusta estar de vacaciones, porque hago lo que me da la gana cuando me viene en gana, porque no tengo obligaciones con nadie, porque sólo me debo a mí misma.
Me gusta la lluvia tras la ventana las tardes de domingo, mientras veo una peli bajo una manta.
Me gusta la gente.
Me gusta la gente que alegra la vida, esa que no se está siempre quejando, la que no cotillea, la que disfruta de cada momento, la que sonríe, la gente que no hace las cosas con segundas intenciones, la que es feliz porque sí…
Me gusta disfrutar de mi sobrina, jugar con ella, tirarme al suelo, perder la vergüenza y hacer locuras.
Me gusta el amor, estar enamorada y ser amada.
Me gusta leer, oír música, ver documentales, me gusta cenar con los amigos y prolongar la sobremesa hasta las tantas. Me gusta charlar, reírme, ser un poco mala a veces, conducir en verano.
Me gusta haber eliminado a gente de mi vida, porque ahora hay más cosas en mi vida que me gustan.
Me gusta conocer gente, y tratar de conocerme a mí misma.
Me gusta vivir.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

MI MEJOR AMIGO


El otro día mi mejor amigo, ese con el que no hay tonterías, ese al que no me hace falta contarle mis cosas porque ya las intuye, ese con el que una mirada es suficiente para entender lo que me quiere decir, ese que sabe lo que opino, lo que siento y cómo me encuentro sólo por cómo le hablo por teléfono, ese que sabe cuándo llamarme y cuándo dejarme sola, me dio un abrazo y me dijo que me quería mucho.
Y fue un momento importantísimo para mí, porque en todos los años que hace que somos amigos nunca nos hemos dicho que nos queremos, porque siempre hemos pensado que no es necesario, que nos queremos y es suficiente.
Y lo es, de verdad, pero a mí me ha chocado que un hombre tan poco dado a expresar sentimientos como él, se haya dejado llevar por el momento y me lo haya dicho abrazándome fuertemente.
Para mí es el más importante de mis amigos, tengo muchos amigos, pero ninguno como él, es aquel con el que me entiendo a la perfección, ninguno de los demás me entiende así, y nunca, nunca, hemos tenido un enfado. Jamás. Puede que no nos veamos en meses, o que coincidamos todos los días, pero nunca ha tenido una mala palabra conmigo, ni yo con él. Es la única persona en mi mundo con la que jamás he discutido…
Y reconozco que soy una mujer afortunada por tener un amigo como él, porque hay mucha gente que jamás tendrá a nadie así en su vida, y es una lástima, porque ese tipo de cariño no tiene medida, es generoso y no pide nada, y yo me siento tan afortunada que me gustaría decirle que yo también le quiero, y que pase lo que pase en nuestras vidas sé que siempre estará ahí y yo siempre estaré ahí, a pesar de todo y de todos…
Pero hay cosas que no soy capaz de decir, porque no encuentro las palabras adecuadas para expresarlo, y tampoco es necesario. Él lo sabe y yo lo sé. Y no hace falta nada ni nadie más.


lunes, 19 de septiembre de 2011

Feliz cumpleaños


Hoy es mi cumpleaños. Es estupendo, me encanta cumplir años. Hay gente que no los celebra, a quienes no les gusta echarse un año más encima. A mí me encanta, y me gusta celebrarlo por todo lo alto. Porque generalmente hay mucho que celebrar y mucha gente con la que hacerlo.
También sirve para hacer balance, y aunque no todo es bueno, los años al final traen las cosas por algo. Siempre hay alguna buena razón para que las cosas ocurran, y, aunque en el momento nos haga sufrir lo que está sucediendo, siempre nos enseña algo: a madurar, a prescindir de cosas, a olvidar a gente, a avanzar...
Y este año ha sido así. He aprendido mucho, he madurado, he sido muy feliz, a veces he estado triste, pero, en general, el balance es muy positivo...
Tengo un trabajo estupendo, unos amigos maravillosos, mi familia está bien... No podría quejarme de nada.
Sí, es cierto, he desechado a algunas personas de mi vida, pero la vida sigue, y, como dije antes, las cosas pasan porque tienen que pasar...
Pues lo dicho, que me siento genial, que mi vida es estupenda, que espero que los míos sigan así, que quiero a mis amigos, que mi trabajo es fantástico y que todo lo demás servirá en su momento para algo.
Empiezo este nuevo año de mi vida con el corazón más ligero, con alegría y pensando que este es el comienzo de algo estupendo. He descargado parte de mi vida, y me siento genial por ello, y lo veo todo de otro color. Soy un poco más sabia y un poco menos generosa con los demás, eso sí. Pero supongo que eso es la madurez...

martes, 30 de agosto de 2011

Redes sociales

Tengo perfil en algunas de las redes sociales que últimamente nos quitan tanto tiempo de conversaciones cara a cara o telefónicas. No, no reniego de las redes sociales, porque nos sirven para estar en contacto con gente que de otra forma desaparecería de nuestras vidas sin remedio. Las redes sociales me han valido para encontrar a compañeras del cole, amigas y amigos de la infancia, para estar en contacto con gente de otros lugares a los que conocí en algún viaje, amigos de vacaciones, amigos y amigas que viven lejos, algún que otro familiar....
Pero la desventaja es que, aunque todos al principio filtramos mucho los amigos que agregamos, la verdad es que luego abrimos mucho la mano y dejamos entrar en nuestro perfil casi a cualquiera... 
Yo, y supongo que muchos otros, al principio no ponía ni foto, no fuera a ser que me reconociera alguien. Ahora ya dejo parte de mi vida ahí almacenada, cuento más de lo que debería, y no me corto un pelo a la hora de decir lo que opino. Y luego vienen los rollos, que si no sé quién se enfada porque has puesto algo en tu estado que no le gusta, o que si un comentario de alguien a quien no has visto en tu vida te parece fatal...
Bueno, a raíz de mis cambios de este verano también he decidido hacer limpieza de mi lista de amigos en las redes sociales... Y bonita decisión. ¿Quién me mandaría a mí? Pues he empezado muy bien, por aquellos con los que no tengo nada en común, nada de nada, aquellos que agregas porque son de tu ciudad, porque son locales de copas en los que alguna vez te has tomado algo, agencias de viajes que te llenan el muro de ofertas, tiendas de todo tipo que te llenan el muro de fotos de sus productos, periodistas que te cuelgan el link de su blog... O sea, gente a la que no conoces de nada.
El segundo paso es aquella gente a la que sí conoces, pero que no entiendes porqué agregaste alguna vez: alguien que te sonaba de cuando ibas al cole pero no iba en tu clase, un amigo de una amigo con el que una noche tomaste unas copas... 
El tercer paso es aquella gente que sí fueron amigos en alguna ocasión pero no hay mucho en común ahora... Aquí van los amigos de la infancia o de las vacaciones a los que llevas tiempo sin ver o que han desaparecido de tu vida...
Y aún así, hay más gente, y no sabes por dónde eliminar. ¿Qué criterio sigo? ¿Gente con la que no he cenado en el último año? ¿Gente de la que no tengo el número de móvil? ¿Gente con la que no me tomaría un café?
Bufff, no sé, quiero hacer limpieza con criterio y a lo mejor lo que tengo que hacer es eliminar a la mayoría y dejar sólo a mis amigos, y quedarme con diez amigos en la red social y poder escribir lo que quiera en mi muro sin que a nadie le parezca mal, y utilizarlo para quedar: "¿Qué os parece un café a las siete?"

jueves, 25 de agosto de 2011

Extraño Verano

Hoy el cielo vuelve a estar gris. Este verano así ha estado la mayor parte de los días, y eso no está bien.
Me gustan los veranos cálidos, con sol, luz, calor, de terrazas, de noches de tirantes. Pero este verano no es así. Al fin y al cabo no me puedo quejar, que mi mes en la playa no ha estado mal, pero me gustaría que todos los días fueran amarillos de sol. Y este año, la mayor parte de los días ha sido gris.
En fin, ¿qué podemos hacer? Pues nada...
Claro que en este mundo occidental, este tema puede ser estirado hasta el infinito, podemos estar horas hablando de meteorología, ya sé, ya sé, es un ice-breaker... Pero...
A mí me gustaría encontrarme en el ascensor con una persona y que no me hablase de frío ni de calor. Me gustaría esperar una cola sin comentarios sobre la lluvia, o la nieve. Y ni qué decir tiene que en el nuevo local de moda (la entrada de cualquier bar) para los fumadores, las conversaciones giran en torno a la ley anti-tabaco y el frío que pasamos los fumadores por culpa del gobierno. No sé, no me gusta que me hablen del tiempo, claro que si no es esa hay pocas opciones para entrarle a alguien que no conoces, y eso sí que se está poniendo difícil...
Cada vez se está volviendo más complicado conocer a gente. No sé si es que en esa pequeña ciudad de provincias ya nos conocemos todos (cosa muy probable) o que cuando salimos nos limitamos a nuestro grupo y no vemos nada más allá... Pero cuando comento esto por ahí la gente está deseando conocer otras caras. No sé, no sé... Creo que estamos todos esperando a que llegue el forastero, el primer forastero que se aproxime a la ciudad, para conocerlo y hablarle del absurdo verano que estamos teniendo, lleno de días grises...

lunes, 15 de agosto de 2011

VACACIONES

Las vacaciones son un estado mental. Son esos días en los que uno sólo debería hacer lo que le apetece. Es esa época en la que deberíamos quedar con la gente que queremos, cuando queremos y donde queremos.
Es un descanso de la rutina, un oasis de hedonismo, la ruptura con lo que no nos gusta de nuestra vida, el ocio, el aire libre.
Es acostarse pronto cuando apetece, y de madrugada cuando lo pasamos bien. Sin ataduras, sin relaciones tóxicas, sin que nadie ni nada te imponga un lugar, una hora o una compañía.
Es la libertad de levantarte cuando quieres, de salir si te viene en gana, de ver el mar, de visitar la montaña, de respirar...
Es lo que debería ser todo el año, pero no podemos o no queremos tener...
Me encanta mi yo de vacaciones. Me encanta pararme, pensar en mi vida y tomar decisiones importantes. Apartar lo que no quiero en mi mundo y tomar lo que sí quiero.
Me encantan las decisiones que tomo cuando estoy de vacaciones. Me gusta mucho hacer una limpieza de mi vida y mis relaciones. Y volver a empezar.
Me gusto cuando estoy de vacaciones, porque no me afectan tanto las cosas, porque estoy relajada y feliz.
Tengo que intentar que este estado mental dure todo el año. O por lo menos unos meses. Y que la gente tóxica no vuelva a entrar nunca en mi vida, porque me arrastran a hacer cosas que no quiero, porque me hacen ser alguien que no me gusta ser.
Este verano he hecho una limpieza importante. Y me siento ligera. Y soy feliz. Y, al final, eso es lo único que importa, ¿no?

lunes, 8 de agosto de 2011

Friends

Los amigos son una de las cosas más importantes que tenemos en esta vida. ¿Qué sería una vida sin amigos? Yo no podría vivir sin ellos ¿A quién le contaría mis penas amorosas, con quién comentaría mis alegrías y mis tristezas, la última película que he visto, el último libro que he leído, mi último concierto? ¿Con quién me tomaría ese café de la tarde, con quién esa copa de últimas horas de la noche, casi al amanecer? ¿Quién me prestaría su hombro para llorar cuando el último amor se ha marchado, rompiéndome el corazón, para no volver jamás? ¿Quién me diría que, en realidad, he tenido suerte, que ese hombre no me convenía? ¿Quién me convencería de que, a pesar de que él se ha ido, no he perdido mi último tren?
Los amigos son una de las cosas más importantes de mi vida. Porque en ellos me apoyo para seguir adelante, porque los he elegido y me siento orgullosa de ellos, y pretendo que estén ahí para mí como yo lo estoy para ellos. Y sé que de verdad lo están.
Los amigos son una de las cosas más importantes de mi vida. Porque hay cosas que sólo puede escuchar un amigo, porque hay consejos que sólo un amigo te puede dar. Porque hay alegrías que sólo puedes compartir con un amigo, porque hay tristezas que sólo un amigo puede entender...
Por eso estoy tan triste cuando pierdo a un amigo. Porque los amigos son una de las cosas más importantes de mi vida. Y cuando pierdes a un amigo, pierdes un trozo de tí mismo, pierdes una parte de tu vida que has compartido con él, te pierdes un montón de buenos momentos que aún faltaban por vivir juntos... Y a veces me culpo a mí misma, porque yo lo he elegido, y pensé que ese amigo merecía la pena y me he vuelto a equivocar. Aunque en realidad no es así. No ha sido un amigo y no se merece mi amistad. Me da lástima, porque no ha sabido estar a la altura.
Y me quedan otros amigos, los que realmente merecen la pena. Y ellos sí son una parte de mi vida.

martes, 10 de mayo de 2011

De res publica: Nos quitan el dinero y luego lo tiran.

Vamos a ver: hay dos cosas primordiales a las que tenemos derecho: a la educación y a la sanidad. Luego están otras cosas a las que también tenemos derecho, pero no las voy a examinar hoy aquí, quizás algún otro día, pero no hoy.
Pagamos nuestros impuestos, todos, todos los impuestos y todos los ciudadanos (o por lo menos la mayoría), y ¿a dónde va nuestro dinero? No, no me vale la respuesta de: “para pagar a los funcionarios”, porque no es cierto. No es cierto, y cada vez nos pagan menos, pero eso es otra historia, y un tema para otro día.
Lo cierto es que aquí en Galicia cada vez se contrata a menos profesores, y los funcionarios cada vez estamos peor pagados. Quiero decir, que mi sueldo el año pasado se redujo un 7%, y si eso sirviera para arreglar la crisis, me daría por satisfecha. O si por lo menos sirviera para contratar a profesores substitutos, cuando hacen mucha falta, cosa que no se está haciendo. Se está utilizando el dinero que nos quitan a los funcionarios, entre otras cosas, para el maravilloso “Proxecto Abalar”, es decir, para comprarle a alguien un montón de ordenadores portátiles para que cada alumno gallego tenga uno, aunque no tenga ningún profesor. No tendrá quién le enseñe a manejarlo, ni quién le enseñe ciencias, ni matemáticas, ni inglés, ni educación física, pero tendrá un portátil con el que ver su twitter, su tuenti, o la Wikipedia. ¿Quién necesita un profesor teniendo la Wikipedia?
En fin, que a mí me pagan menos pero tengo la ventaja de que ahora el ordenador (que le han comprado a mis alumnos con el dinero que me quitan a mí del sueldo) va a trabajar por mí. Ya solo me queda llegar al aula y que un gran PC esté ocupando mi puesto. Y entonces me quedaré en casa y que me manden las dudas por email, a ver si mi ordenador funciona correctamente y puedo leer mi correo. O si no, le pediré a la Consellería un ordenador para mí. Ya que se lo proporcionan a los alumnos, qué menos que me den uno a mí. País.

lunes, 18 de abril de 2011

DANZAD, DANZAD, MALDITOS


Mi entrada de hoy va de bailes. A pesar de la que está cayendo, a algunos le da por bailar. Según he visto hoy en los telediarios la gente baila, y esos bailes que he visto en la televisión me producen dos sensaciones bastante diferentes.
Por un lado están los por mi bautizados Barnélope, es decir Bardem y Penélope, que se ven en unas imágenes bailando como desatados en un escenario. Parece ser que estaban en un concierto de Prince, y éste los invitó a subir al escenario a bailar y ellos, raudos y veloces, lo hicieron.  Claro que estaban en territorio americano. Me pregunto si hubiera sucedido lo mismo aquí en España en un concierto de, por ejemplo, El último de la fila. Se admiten apuestas.
Por otro lado he visto a un político rumano, creo, del que no recuerdo el nombre, que, parece ser, se dedica a ir a las televisiones de su país y marcarse unos pasos al ritmo de Michael Jackson. No lo hace mal del todo el tío. Y en su país y en su partido parece que lo están criticando por bailón. Pues a mí me gusta que no se tome tan en serio las cosas. Me pregunto que sucedería aquí si Zapatero o Rajoy se nos echaran a bailar un Thriller.  Ojalá. Daría algo por verlos, aunque luego se criticarían entre ellos por la falta de destreza de uno o por el poco ritmo del otro. Yo qué sé. Pero se garantizarían, al menos por una vez la atención. Y las audiencias mandan.  

domingo, 17 de abril de 2011

Y a otra cosa, mariposa

No me gusta nada la gente que se toma demasiado en serio.
Hay gente que discursea desde su púlpito, sea el que sea, internet, la televisión, libros, revistas, cualquier medio es bueno para soltar una parrafada sobre algo que, generalmente, no les gusta.
Yo también lo hago, claro, pero estoy abierta a críticas, sean buenas o malas, y no me cabreo porque sé que me arriesgo a no caer bien, a no gustar, y debo respetar la opinión de los demás. De todas formas, quitando a unos cuantos que quieren sentar cátedra y además hacerse famosos, creo que la mayor parte de la gente que tiene un blog se escribe en principio a sí mismo, y por extensión a los demás.
Pero no me refiero a esos que dejan su opinión y ya está, y si les dicen que no están de acuerdo contestan que bueno, que vale, que cada uno tiene su opinión. Y punto.
Me refiero a aquellos que intentan que los demás compartan plenamente sus opiniones. Es cierto que todo el que habla, todo, es digno de que lo que diga sea tenido en cuenta por los demás, pero de ahí a sentenciar que su opinión sea la única y verdadera, o que su punto de vista sea el mejor... hay bastante distancia.
La humildad es una virtud que mucha de esta gente no posee. Creen que ellos, sólo ellos, están en posesión de la verdad absoluta y ellos, sólo ellos pueden juzgar las opiniones de los demás. Son los mesías de nuestra generación, aquellos que están aquí para salvarnos de nuestra ignorancia infinita.
Pues yo no quiero ser salvada, y por eso hoy un bloguero ha perdido mis visitas. Para siempre, por intolerante. Porque su opinión no vale más que la mía, y porque su ego infinito le impide ver más allá de lo que tiene delante de las narices. Porque su miopía intelectual es lo peor que le puede pasar a una persona que escribe un blog.
Que critique lo que quiera, que esté de acuerdo con lo que le parezca. Yo ya no estaré allí para verlo. Aunque le sobren visitas, le falta humildad, y, al final, acabará pagándolo.

viernes, 15 de abril de 2011

¿INTELECTUALES?


En esta vida he tenido la desgracia de encontrarme con algún que otro intelectual. Afortunadamente para mí siempre me han dado de lado porque no pertenezco a su especie, y digo afortunadamente por dos razones, porque he sido afortunada de que me den de lado, y porque no pertenezco a su especie. Y digo que no pertenezco a su especie, porque me ufano de no pertenecer a ella desde siempre y espero que para siempre. (Ruego encarecidamente a mis seres queridos y a aquellos que me aprecian aunque sea mínimamente que, si algún día me contagio de la pedantería intelectual de esos literatos e intelectuales varios, busquen algún remedio que impida que me vaya completamente al otro lado).
Nuestra ciudad, pródiga en pedantes y pseudo intelectuales se ha vuelto un poco más pedante desde que la universidad, de la cual me honra ser alumna egresada, no por lo de egresada, sino por lo de alumna, ha tenido a bien dotar a nuestro campus de titulaciones humanísticas (a la que también pertenece la titulación con la que me dotó un día su rector) en las que los profesores, con algunas excepciones, por supuesto, gobiernan en reinos de taifas e introducen a sus enchufados en departamentos, despachos e investigaciones de las que, por otra parte, supongo que deberán dar cuenta a alguien, pero de los que nuestra ciudad jamás se beneficia ni siquiera en forma de información lateral en algún periódico.
Lo que pretendo decir con esto, y sé que estoy resultando extremadamente pedante, y es lo contrario de lo que busco, es que afortunadamente para otras universidades menos endogámicas, y para aquellos alumnos que afortunadamente han aprendido a investigar para su propia satisfacción y no la del profesor-doctor de turno, hay multitud de ex-alumnos de estas facultades que resultan tanto o más válidos que los que en este momento imparten docencia en escuelas universitarias y facultades que pertenecen a nuestro campus, cuyo único mérito consiste en haber hecho suficientemente la pelota al profesor de turno, sacarse los cursos de doctorado por amistad, investigar materias de las que nunca se publica nada, y cobrar un sueldo de la universidad por pedantear durante determinadas horas ante unos alumnos universitarios que se merecen algo mejor para su formación académica.
Sigo esperando ese trabajo de investigación, aunque sea humanística, por supuesto, que me demuestre que esta gente se dedica a algo además de a demostrar que todos los demás estamos por debajo de su capacidad intelectual o de su inteligencia. Cosa que, por cierto, no es cierta. Mal que les pese.

jueves, 14 de abril de 2011

EL ARTE DE RECIBIR

Aunque se hayan perdido costumbres antiguas como las de visitar y recibir, hay ciertas cosas que nunca deberían perderse: el arte de hacer visitas y el de recibir a las mismas son asuntos de cierta etiqueta que deberían tener todavía hoy en día unas normas que conservar.
Me refiero a que en época de mi abuela se recibía a las visitas en casa, y no importaba que el visitante fuera más o menos querido, en la casa se le recibía con exquisita amabilidad y elegancia, respeto y educación.
Supongo que algo de ese arte de recibir debe todavía de conservarse, a pesar de que ahora nuestras relaciones sean mucho más flexibles y no tengan la etiqueta de aquellas épocas.
Por ejemplo, en mi caso, nunca se me ocurriría invitar a alguien a mi casa para luego insultarlo o hacerle sentirse incómodo. Cierto que nunca se me ocurriría invitar a nadie a mi casa que no tuviera al menos el derecho de que yo lo respetara, pero eso es otro asunto. Tampoco admitiría que ninguno de mis invitados viniera a mi casa a insultarme o a faltarme al respeto.
Por eso entiendo a Buenafuente, ese presentador de televisión que ahora mismo es el foco de las iras de muchos internautas tras su entrevista a la Ministra Sinde. Que lo entienda no quiere decir que esté de acuerdo con todo lo que hace o ha hecho. Me explico.
Comprendo que cuando invitas a alguien a tu casa no puedes tirarte a su yugular y machacarlo, porque una mínima norma de educación te lo impide. Bien es cierto que la televisión últimamente es bastante agresiva y en ciertos programas, sobre todos los del corazón, ahora se invita a la gente para machacarla públicamente y hacer escarnio de ellos.
Supongo que Buenafuente no se dedica a eso, para eso ya están las Belenes Esteban, los Jorge Javieres o los Jesús Mariñas de turno.
Cierto es que no se puede quedar bien con todo el mundo, no le puedes hacer la pelota a Alex de la Iglesia y al mes siguiente a la ministra Sinde, porque no tiene mucho sentido, y la gente , cabreada como está por la ley Sinde, te lo va a echar en cara.
Respeto su entrevista, porque supongo que la falta de agresividad se limita a la educación que se debe de tener con un invitado.
Pero hay una cosa que no le perdono a Buenafuente: su mala respuesta ante una crítica. El que se dedica a la televisión, o es un personaje público, o tiene un blog, o escribe en twitter, o tiene perfil público de alguna clase, tiene que saber que no se puede gustar a todo el mundo, y debe saber admitir las críticas vengan de donde vengan. Porque el público tiene derecho a darte la palmadita en la espalda y el aplauso cuando le gusta lo que haces, pero también tiene derecho a criticarte cuando no le gusta. Aunque no tenga razón.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Cuestión de carácter


Conozco a la mujer con el peor carácter del mundo. Sí, la conozco. No puedo decir que se encuentre entre mis amigos, pero la conozco. Y tiene ese carácter porque no ha sabido crecer. Porque sigue anclada en sus quince años, porque le falta madurez, porque nadie nunca la ha puesto en su sitio y porque en realidad a nadie le importa cómo sea.
Y eso ella lo sabe, y por eso tiene el peor carácter del mundo. Porque sabe que no tiene solución, que su personalidad aparta a la gente de ella, pero no sabe cómo cambiar eso. No sabe cambiar porque le sobra soberbia. Y le falta seguridad en sí misma.
Está llena de complejos, y por eso es la persona con peor carácter del mundo. Y no sabe cómo solucionarlo, porque nadie nunca le ha dicho que es bonita, que tiene unos ojos preciosos. Y nadie se lo ha dicho nunca porque tiene el peor carácter del mundo. Y tiene el peor carácter del mundo porque nadie se lo ha dicho nunca…
Conozco a la mujer con peor carácter del mundo. Y con menos empatía de la historia de la humanidad. Afortunadamente no tengo que sufrirla todos los días, no podría soportarla. Pero, para su desgracia, lo único que me inspira es lástima. Siento una pena terrible por ella y por su amargura. Porque en el fondo, aunque le dé una rabia terrible, sé que sufre, y ese sufrimiento produce una profunda lástima.

martes, 22 de marzo de 2011

Parole (y 3)


Fui saludando a todos y cada uno de los conocidos que en mi ruta me encontré, quitándome el sombrero con gran ceremonia y haciendo uso del gran don que me había sido concedido. Cada segundo nuevas palabras llegaban a mis labios,  y era capaz de emitir frases de gran opulencia verbal.
Prácticamente en una nube me fui acercando a la oficina, haciendo alarde de mi verborrea con todo aquel que me encontraba… De repente, en un portal anexo a mi lugar de trabajo, se encontraba sentado un hombre harapiento pidiendo limosna. Me pidió unas monedas, y yo me aproximé para informarme de sus cuitas y de cómo había llegado a ese estado.
El hombre respondió a todas mis preguntas, y ya cuando me iba, no pude resistir el impulso de contarle mi nueva adquisición, mi nueva riqueza, y decirle que el don de las palabras era el mayor don que se me había dado, y que si él fuera el dueño de todos esos vocablos, aún sin dinero, se sentiría rico.
El andrajoso abrió mucho los ojos, me miró fijamente y me dijo: “Muy señor mío, lo que le pasa a usted ¡es que es un pedante!”
Me quedé sin palabras. Se esfumaron. Todas.

lunes, 21 de marzo de 2011

Parole (2)


Me vestí y lentamente las fui guardando para quedarme con todas ellas. Aún no sabía como, pero tendría que utilizarlas en algún momento. ¿Para qué son si no las palabras? Las metí en el bolsillo de la chaqueta, en el del chaleco, y observé que al mismo tiempo que las metía en el bolsillo desaparecían, pero mi cerebro las guardaba. ¡Qué bien! Era como tener un diccionario permanentemente abierto y poder utilizar todas las palabras en su justo matiz y en el momento adecuado.
Así que en cuanto acabé de aprehender las palabras que aparecían por todos los rincones de mi habitación, me dirigí a la cocina donde mi mujer preparaba afanosamente el desayuno: "Buenos días de nuevo, amadísima esposa, Sulamita de mi corazón, ¿qué manjares tienes preparados para deshacer el ayuno que la noche y el descanso provocan?"
Mi mujer, sorprendida, puso frente a mí el mismo desayuno cotidiano, al cual no había renunciado desde mis primeros desayunos antes de ir a la escuela: un café, un croissant recién hecho y mermelada de arándanos.
De camino al trabajo, encontréme con la urbe que me hallo cotidianamente ante mis ojos, aunque ahora parecía que la veía con otros ojos. Y no es que la ciudad hubiera cambiado, sino que yo era capaz de hallar en mis palabras los matices que siempre habían estado ahí ante mí y no había sabido describir: ¡Qué gran tesoro el de las palabras que me había sido generosamente donado!

domingo, 20 de marzo de 2011

Parole (1)


Esta mañana me desperté rodeado de palabras. En el edredón, entre las sábanas, en las cortinas de mi habitación, colgadas del galán de noche… Todas las palabras estaban allí, todas, en mi habitación. Fue una gran sorpresa para mí, porque las palabras nunca han sido mi fuerte, y siempre me han faltado en los momentos en que más necesitado me veía de ellas, pero, sorprendentemente, estaban todas allí.
De todas formas me froté los ojos y me pellizqué para estar completamente seguro de que lo que me ocurría no era un sueño, ni una ensoñación propia de los amaneceres en los que uno ve cosas que realmente no están. Pero estaban, estaban, cerré los ojos, volví a abrirlos y seguían allí. Y entonces me asaltó una duda: ¿qué voy a hacer con todas estas palabras en mi habitación? ¿Cómo podré sacarlas de aquí y no perderlas?
Me giré en la cama para ver si mi mujer me podía ayudar a resolver ese enigma, pero ya se había levantado. Y me sorprendió, porque si ella hubiera visto todas esas palabras me habría despertado, ella me habría despertado gritando como si fuera la mañana de Reyes y la habitación estuviese llena de pequeños paquetes de regalos… A ella le gustan tanto las palabras… siempre está leyendo… Es más culta que yo, mucho más, sí señor…Se me ocurrió llamarla para darle la sorpresa. ¡Qué alegría se iba a llevar! Tanto como le gustan a ella las palabras… y las había de todos los tipos, todas estaban allí, todas, todas.
Pero entonces sucedió algo que no esperaba: ella no podía verlas. Entró en la habitación, abrió los ojos como platos cuando me vio embargado de emoción, y me preguntó si me encontraba bien… Me di cuenta de que ella no era capaz de verlas y pensé: son para mí. Alguien me ha enviado las palabras. Son todas mías.