viernes, 15 de abril de 2011

¿INTELECTUALES?


En esta vida he tenido la desgracia de encontrarme con algún que otro intelectual. Afortunadamente para mí siempre me han dado de lado porque no pertenezco a su especie, y digo afortunadamente por dos razones, porque he sido afortunada de que me den de lado, y porque no pertenezco a su especie. Y digo que no pertenezco a su especie, porque me ufano de no pertenecer a ella desde siempre y espero que para siempre. (Ruego encarecidamente a mis seres queridos y a aquellos que me aprecian aunque sea mínimamente que, si algún día me contagio de la pedantería intelectual de esos literatos e intelectuales varios, busquen algún remedio que impida que me vaya completamente al otro lado).
Nuestra ciudad, pródiga en pedantes y pseudo intelectuales se ha vuelto un poco más pedante desde que la universidad, de la cual me honra ser alumna egresada, no por lo de egresada, sino por lo de alumna, ha tenido a bien dotar a nuestro campus de titulaciones humanísticas (a la que también pertenece la titulación con la que me dotó un día su rector) en las que los profesores, con algunas excepciones, por supuesto, gobiernan en reinos de taifas e introducen a sus enchufados en departamentos, despachos e investigaciones de las que, por otra parte, supongo que deberán dar cuenta a alguien, pero de los que nuestra ciudad jamás se beneficia ni siquiera en forma de información lateral en algún periódico.
Lo que pretendo decir con esto, y sé que estoy resultando extremadamente pedante, y es lo contrario de lo que busco, es que afortunadamente para otras universidades menos endogámicas, y para aquellos alumnos que afortunadamente han aprendido a investigar para su propia satisfacción y no la del profesor-doctor de turno, hay multitud de ex-alumnos de estas facultades que resultan tanto o más válidos que los que en este momento imparten docencia en escuelas universitarias y facultades que pertenecen a nuestro campus, cuyo único mérito consiste en haber hecho suficientemente la pelota al profesor de turno, sacarse los cursos de doctorado por amistad, investigar materias de las que nunca se publica nada, y cobrar un sueldo de la universidad por pedantear durante determinadas horas ante unos alumnos universitarios que se merecen algo mejor para su formación académica.
Sigo esperando ese trabajo de investigación, aunque sea humanística, por supuesto, que me demuestre que esta gente se dedica a algo además de a demostrar que todos los demás estamos por debajo de su capacidad intelectual o de su inteligencia. Cosa que, por cierto, no es cierta. Mal que les pese.

1 comentario:

  1. Pues Carmen, de todo hay en la viña del Señor y aunque generalizar no me gusta nada, si me he encontrado con ese gremio cultureta que te mira por encima del hombro, pero pienso que lo que provocan es que nos escondamos comos las uñas del gato, los dejemos pasar de largo, cerrando nuestros oidos a sus peroratas y encuanto pasan, cual nube de verano, volvemos a nuestras risas y conversaciones interesantes...ellos se lo pierden

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